lunes, 9 de julio de 2007

HUBO SOBRE LA TIERRA UN DÍA NEGRO

Del libro Los hijos de los hijos de la ira (Ben Clark)

Aquel día los gatos vomitaron
dejando a los ratones en la acera.

Aquel día los niños, embutidos
en oscuras zamarras, destrozaron
las farolas lanzando antologías
de poetas que no hablaban del punzón;
de aquel desasosiego,
de un dolor que afligía hasta la infancia.

No existiría jamás un día igual.

Existía, quizás, ese consuelo.


Es impresinante la exactitud y fuerza que caben en cada una de las palabras que compones este genial poema.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Poeta, espero que con esta nueva andadura tengas tan buenos resultados como con las anteriormente emprendidas.

Ya te tengo guardado en favoritos de mi corazón.

Un besazo.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Antolín, el abracadabra de tu cabal poetizar auna magia y razón. Más que canto es alquimia. Y una miscelanea de sortilegios para desenmarñar el presente, para desenmascarar ese "Yo es otro" del infante terrible Rimbaud.

Más aún, separas la gravilla del suelo para ver los corazones pisados y rescatar del olvido las verdades pequeñas y suficientes sobre las que se construyó el mundo que conoces, que conocemos, que a la deriva deja su estela de poemas y cenizas...

Buen comienzo de blog, ánimo.

Tu Viktor

Unknown dijo...

Muchas gracias señorita Hd por abrir la nueva andadura. Ya sabes que es un favoritismo mutuo.

Todos los besos

Unknown dijo...

Gracias Viktor por ese llegar de tu palabra siempre elegante, por esa esencia de poesía que lleva cada palabra que hilvanas y por mirar siempre debajo, por no cansarte de ahondar hasta hacerte con las certezas. Mi abrazo